Preparar conservas caseras es todo una experiencia y siempre proporciona una gran satisfacción. Muchas personas saben cómo preparar las aceitunas, guardándolas debidamente en frascos para consumirlas más adelante. Sin embargo, deben extremarse las medidas de higiene debido a que una mala manipulación puede provocar que la conserva se contamine. El resultado más probable es enfermar por botulismo. En este artículo te proporcionamos las claves para evitar que tus conservas se estropeen y puedas enfermar.
¿Qué es el botulismo?
Es una enfermedad causada por la bacteria Clostridium botulinum. Esta se encuentra generalmente en aguas que no han sido debidamente tratadas en el suelo. Además tiene la capacidad de producir esporas que pueden llegar a desarrollarse en conservas y en alimentos que están enlatados. Por eso, si preparas conservas en casa es preciso extremar las medidas de higiene. No hace falta que la conserva presente mal olor o un aparente mal estado, la bacteria además puede llegar a ser mortal.
Los casos de intoxicación más frecuente por botulismo presentan los siguientes síntomas:
- Problemas respiratorios.
- Sequedad de la boca.
- Nauseas, vómitos y diarreas.
- Visión borrosa.
- Parálisis.
Todavía se notifica en caso de botulismo, y son más frecuentes en niños de corta edad. Si bien la incidencia de la enfermedad es baja, la tasa de mortalidad es elevada, ya que es de entre el 5 y el 10 % de quienes la contraen.
Consejos para evitarlo
Las conservas industriales son bastante menos propensas a estar contaminadas ya que siguen un proceso de envasado bastante estricto, en el que se aplican métodos de presión y de alta temperatura que rebajan las posibilidades del desarrollo de estas esporas. En todo caso, si tienes alguna lata de conserva en casa que presente algún tipo de abolladura o que al abrirla haga un sonido extraño, como de escape de gas, no te lo pienses, automáticamente has de desecharla. Piensa que el coste de una conserva es minúsculo comparado con el daño que puede llegar a producir.
Probablemente lleves toda la vida preparando conservas y nunca te haya ocurrido nada, eso es una buena señal. Pero no dudes en seguir estos consejos para conseguir que la contaminación por esta bacteria pueda causarte algún tipo de inconveniente.
La clave es la higiene extrema
Es extremadamente importante que los envases en los que vayas a hacer las conservas hayan sido almacenados dentro de cajas y bajo cierta vigilancia. Es muy común que los almacenes existan roedores que pueden llegar a depositar sus deposiciones en los botes.
Cuando realices conservas, recuerda esterilizar previamente tanto los botes como las tapas durante 15 minutos en agua hirviendo. No es conveniente secar estas tapaderas con un trapo, pero si lo haces, que esté debidamente esterilizado.
También es muy importante que el producto que vayas a conservar esté en su punto óptimo de maduración, ni pasado ni muy verde. Lavar con agua corriente los frutos ayudará a eliminar posibles restos que puedan provocar contaminación.
Está comprobado que la bacteria no se lleva muy bien con los ambientes ácidos, por eso es importante añadir a tus conservas ácido cítrico. De esta manera, se favorece un ambiente que ayudará a que las posibles esporas no se reproduzcan ni supongan un peligro. Un generoso chorro de limón, o mucho mejor, pastillas de ácido cítrico que puedes encontrar en una farmacia.
Si lo que estás conservando va a ser posteriormente cocinado, mucho mejor. Las altas temperaturas destruye la bacteria. Sin embargo, si lo que estás conservando es un producto que se consume crudo como aceitunas, espárragos o alcachofas, extrema las precauciones.
El botulismo puede suponer un problema importante, de ahí que seguir unas normas de higiene y ser muy cuidadoso con la elaboración ayudarán a reducir la posibilidad de que las conservas queden contaminadas.
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