Te gustan las aceitunas. Comes aceitunas. Las disfrutas en todas sus presentaciones. Conoces la manzanilla, la gordal, la hojiblanca… Sin embargo, ¿sabes lo que comes cuando comes aceitunas? ¿Comes fruta o verdura?
Qué son las aceitunas
Es obvio que no estamos hablando de una semilla como los frutos secos o de una verdura como las hojas de las hortalizas. Ni siquiera de una fruta. La verdadera naturaleza de las aceitunas nos resulta esquiva porque nuestra cabeza tiene bien afianzados ciertos conceptos: una semilla es seca, una verdura es la parte no reproductiva de una planta y una fruta debe saber dulce. Estas certezas quizá no lo sean tanto, pero para llegar al origen de la aceituna podemos comenzar con una de la que sí nos podemos fiar: las aceitunas provienen de los olivos.
Los olivos
Los olivos son oleaginosas, unas plantas angiospermas con reproducción sexual. Una angiosperma necesariamente ha de tener flores (¡que se lo digan a los alérgicos!). Estas flores, una vez fecundadas, generan semillas. Identificar la semilla de la aceituna es sencillo: corresponde al núcleo de la parte dura. El centro del llamado hueso de la aceituna. Aunque nosotros solemos descartarlo, es la base de un popular maquillaje del norte de África de ojos, el khol.
Ya tenemos la semilla y esto ¿para qué? Ahí comienza la solución a nuestra pregunta. Si la semilla es el embrión de un nuevo olivo, hemos de entender que todas las madres quieren proteger a sus crías. Incluso los árboles.
Partes de la aceituna
Alrededor de las semillas, las plantas van colocando capas protectoras a partir de la flor. Los pétalos se caen y queda sólo el gineceo. Mientras crece el óvulo fecundado, que será la semilla, las paredes del gineceo se van engrosando y van tomando una forma diferente. Una capa dura, el endocarpio, que constituye la pared del hueso. La más carnosa, el mesocarpio. Y, finalmente, la capa impermeable, la piel de la aceituna, llamada epicarpio.
Si no nos comemos las partes vegetativas, es decir, la parte no reproductiva, no es verdura. Si no nos comemos la semilla, no puede ser fruto seco. Nos queda la opción de la fruta. Pero, si es fruta, ¿por qué no es dulce? Muchos frutales producen un mesocarpio dulce. Este mesocarpio les sirve a estas plantas para atraer a los animales, de forma que estos se coman la fruta y transporten la semilla a distancia. Pero algunas prefieren un mesocarpio oleaginoso.
La aceituna, como otros frutos parecidos, buscan ser dispersadas por las aves. Muchos pájaros carecen del receptor para sabor dulce y, por lo tanto, no se ven especialmente atraídos por este tipo de frutos. La alta carga calórica de la aceituna les resulta una óptima fuente de energía para poder preservar su actividad y su temperatura. Pero queda pendiente la pregunta de por qué el hombre, que no es ave y, generalmente busca lo dulce, se sintió atraído, en un principio, por el amargor de la aceituna.
Ahora que ya sabemos que la dulzura no es la razón para discriminar entre fruta y verdura podemos afirmar que, en definitiva, las aceitunas son un fruto. Oleaginoso, eso sí.
Deja una respuesta